El cumplimiento normativo se refiere al conjunto de prácticas y procesos diseñados para asegurar que todas las operaciones y actividades se ajusten a las leyes, regulaciones y normativas aplicables en el ámbito de la gestión de propiedades.

Esto implica una exhaustiva revisión y seguimiento de las leyes locales, estatales y federales relacionadas con la administración de bienes raíces, arrendamientos comerciales y residenciales, impuestos y cuestiones ambientales, entre otros aspectos.

Una buena administración debe mantenerse al tanto de cambios en las regulaciones y normativas para garantizar que sus prácticas de gestión cumplan con los estándares legales y éticos. Esto incluye la adecuada presentación de informes, la gestión de documentos y registros, la seguridad en las instalaciones, la accesibilidad para personas con discapacidades, y el cumplimiento de cualquier otra regulación que pueda aplicarse a sus operaciones.

El cumplimiento normativo no solo minimiza el riesgo legal y financiero, sino que también contribuye a la confianza y satisfacción de los propietarios de las propiedades y los inquilinos, ya que pueden estar seguros de que sus intereses se protegen de acuerdo con las leyes y regulaciones vigentes.